Despedida
Lo prometido es deuda, esta es la crónica de la primera despedida de soltero a la que he asistido. Después de oir historias sobre viajes a Tenerife y tal, parece ser que no fue demasiado salvaje. Yo me lo pasé bien.
Encuentro a las 20:00 en la plaza Santa Clara al que acudimos 12 personas (la lista original eran 31 pero se fueron cayendo poco a poco). Para empezar, visita a las tascas donde cayeron, para romper el hielo, unas cuantas botellitas de Lambrusco. Charla amena con los gemelos y Jorget, con los que hace mucho que no salía de fiesta.
A las 21:15 salimos hacia la plaza Mª Agustina donde nos tenía que recoger el bus. Martín iba ya con el preceptivo sombrero con tetas. Cuando llegamos, el autobús nos estaba esperando pero Samu y otro amigo de Martín tuvieron tiempo de ir a un bar cercano a comprar unas cervezas para el camino, no fuese a ser que nos entrase sed.
Poquito a poco, porque el bus no daba para más, hicimos el camino a Lassel entre paridas y cervezas. Al llegar, la marabunta. Justo delante de nosotros bajó un autobús llenito de mujeres que iban a celebrar una despedida de soltera. Todas ellas con camisetas naranja. Ni os imaginais (si no habéis ido nunca, claro) la que se montó en la recepción de Lassel con todos/as las cenas de despedida esperando para subir a la sala. Después de un par de cervezas más, de esperar turno y de acompañar al hermano de Martín a pagar la fiesta, entramos en la sala dedicada a las cenas de despedidas. Eramos en total una 200 personas, todas de desmadre total. Bendita paciencia la de los camareros.
La comida de la cena no fue nada del otro mundo, pero era lo de menos. Bebimos, gritamos, cantamos e hicimos amigo/as. Después, allí mismo, mini-discoteca donde (1) le robé la pareja a Jorge en la competición de pasodoble y (2) , injustamente, no fui el ganador de esa competición. Creo que voy a interpelar al comité que sea necesario.
A las 01:30 aprox. (creo que recordar, aunque no me hagáis mucho caso) nos echaron muy amablemente porque era hora de salir camino a Pirámide. No había estado nunca: es salvaje. Nosotros teníamos la pulserita para entrar en la sala de despedidas. Allí se estaba bastante bien, porque la música no era muy trallera, pero tuve tiempo de sobra de vagar por toda la discoteca. Mercadeo total de carne tanto masculina como femenina. Por si no fuese suficiente con los striptease públicos, las gogos en puti-faldas y el concurso de la revista Primera Línea, en la sala despedida hubo 3 stripteases más de un tipet y tipeta (demasiado siliconada).
A eso de las 4:30 estaba ya bastante reventado, y eso que con las 4 consumiciones que teníamos pagadas me tomé dos aguas y una tónica (la otra sí que fue un whisky). Me salí un rato a que me diese el aire porque me empezó a doler la cabeza. Hasta las 6:30 que nos echaron de la sala de despedidas, estuve sobreviviendo como pude. Los demás no pararon en toda la noche. Diría que me estoy haciendo mayor, pero es que los demás tenía mi misma edad :D
El viaje de vuelta fue una lucha constante por mantener los ojos abiertos. A las 7:15 aprox. nos soltaron en Mª Agustina. Me arrastré a casa y a las 7:45 estaba en cama después de tomarme un antihistamínico y una aspirina.
Eso fue todo. He de reconocer que el último tramo de la noche se me hizo pesado, pero hasta la mitad aproximadamente me lo pasé genial. El domingo... os hacéis una idea.
Encuentro a las 20:00 en la plaza Santa Clara al que acudimos 12 personas (la lista original eran 31 pero se fueron cayendo poco a poco). Para empezar, visita a las tascas donde cayeron, para romper el hielo, unas cuantas botellitas de Lambrusco. Charla amena con los gemelos y Jorget, con los que hace mucho que no salía de fiesta.
A las 21:15 salimos hacia la plaza Mª Agustina donde nos tenía que recoger el bus. Martín iba ya con el preceptivo sombrero con tetas. Cuando llegamos, el autobús nos estaba esperando pero Samu y otro amigo de Martín tuvieron tiempo de ir a un bar cercano a comprar unas cervezas para el camino, no fuese a ser que nos entrase sed.
Poquito a poco, porque el bus no daba para más, hicimos el camino a Lassel entre paridas y cervezas. Al llegar, la marabunta. Justo delante de nosotros bajó un autobús llenito de mujeres que iban a celebrar una despedida de soltera. Todas ellas con camisetas naranja. Ni os imaginais (si no habéis ido nunca, claro) la que se montó en la recepción de Lassel con todos/as las cenas de despedida esperando para subir a la sala. Después de un par de cervezas más, de esperar turno y de acompañar al hermano de Martín a pagar la fiesta, entramos en la sala dedicada a las cenas de despedidas. Eramos en total una 200 personas, todas de desmadre total. Bendita paciencia la de los camareros.
La comida de la cena no fue nada del otro mundo, pero era lo de menos. Bebimos, gritamos, cantamos e hicimos amigo/as. Después, allí mismo, mini-discoteca donde (1) le robé la pareja a Jorge en la competición de pasodoble y (2) , injustamente, no fui el ganador de esa competición. Creo que voy a interpelar al comité que sea necesario.
A las 01:30 aprox. (creo que recordar, aunque no me hagáis mucho caso) nos echaron muy amablemente porque era hora de salir camino a Pirámide. No había estado nunca: es salvaje. Nosotros teníamos la pulserita para entrar en la sala de despedidas. Allí se estaba bastante bien, porque la música no era muy trallera, pero tuve tiempo de sobra de vagar por toda la discoteca. Mercadeo total de carne tanto masculina como femenina. Por si no fuese suficiente con los striptease públicos, las gogos en puti-faldas y el concurso de la revista Primera Línea, en la sala despedida hubo 3 stripteases más de un tipet y tipeta (demasiado siliconada).
A eso de las 4:30 estaba ya bastante reventado, y eso que con las 4 consumiciones que teníamos pagadas me tomé dos aguas y una tónica (la otra sí que fue un whisky). Me salí un rato a que me diese el aire porque me empezó a doler la cabeza. Hasta las 6:30 que nos echaron de la sala de despedidas, estuve sobreviviendo como pude. Los demás no pararon en toda la noche. Diría que me estoy haciendo mayor, pero es que los demás tenía mi misma edad :D
El viaje de vuelta fue una lucha constante por mantener los ojos abiertos. A las 7:15 aprox. nos soltaron en Mª Agustina. Me arrastré a casa y a las 7:45 estaba en cama después de tomarme un antihistamínico y una aspirina.
Eso fue todo. He de reconocer que el último tramo de la noche se me hizo pesado, pero hasta la mitad aproximadamente me lo pasé genial. El domingo... os hacéis una idea.
"Bendita paciencia de los camareros"...y que lo digas...y eso que estuviste viendo los toros desde la barrera, que si nó..de tan sólo una noche sales totalmente quemado...
Yo siguo sin entender esas fiestas...me parece de lo más cutre y estúpido que he visto.
Enviado por Anónimo | 8:23 p. m.
Con el comentario (demasiada silicona) has conseguido evitar que tu novia te preguntara por la streaper? Yo que soy hombre y me las sé todas, si fuera Carla me preocuparía.
(Es broma eh Carla :P)
Enviado por Anónimo | 4:38 a. m.