Filtraciones al mundo exterior

Hoy tenido una de las mayores (por no decir la mayor) sorpresa que recuerde. Estábamos Pedro y yo sólos en el laboratorio a eso de las 20h. Yo todo concentrado en un párrafo que no me salía cuando decido levantarme para estirar las piernas y despejar la cabeza. Me doy la vuelta y, ¿qué es lo que veo? Pues a Carla, Elena, María y Emilio entrando por la puerta con una cámara de fotos. Por un momento ha sido una sensación como de estar en un sueño dónde las cosas no son como estás acostumbrado que sean. ¿Qué hacen aquí? Pues facílisimo: había venido desde Castellón a cenar conmigo :P Os podeís imaginar mi cara de sorpresa. Creo que han hecho fotos.

Pero eso no es todo. Por supuesto, he cerrado el ordenador y nos hemos ido al coche de Emilio. «Bueno, -he preguntado yo- y, ¿dónde queréis que vayamos cenar?» «Pués en tu casa». ¿?¿?¿? No podían estar hablando en serío. ¿De verdad pretendían que con mis reservas de subsistencia cenásemos decentemente cinco personas? Bueno, si hace falta en un momento se montá un menú a base de sandwiches de sobrasada y noodles.

Bien, pues después de aparcar justo en la puerta de mi piso, han abierto el maletero y han sacado la cena. Sorprendente. Además, para variar, no había nadie en el comedor, de modo que hemos podido montar la paradeta tranquilamente. Menuda cena: Fondue de queso con cebolla, champis y bacon + Tortilla de patata con cebolla + Ensaladilla rusa + una cosa rara de frutas semiliquida (creo que hemos descubierto un nuevo estado de la matería) que ha hecho Emilio y que estaba la mar de bueno. Ñam, ñam. Todavía me estoy relamiendo. Una pena que Olga no haya podido venir.

Bueno, pues muchas gracias a todos por haberme hecho sentir por una noche como si estuviera en casa. Hay que ver cuanto os hecho de menos entre semana.